Regresaba de mi último día de la semana en la uni, eran las 6 y cacho de la tarde y escuché una conversación de la señora que estaba sentada a mi lado con una señora en el asciento al otro lado del pasillo.
- Cuando mi marido enfermó no supe más que rezar por él. Le pedía a la Vírgen que no se lo llevara todavía. -Dijo la señora A
- ¿Y mejoró?- preguntó la señora B
- A los tres días murió, el pobre. Los médicos no pudieron hacer nada. Que Dios lo guarde en su Gloria.
Y ahí se acabó la conversación. Varios silencios después, al llegar a su destino, la mujer se persignó religiosamente, se despidió de la señora B con un movimiento extraño de brazos y se metió en un bar.
Entonces, sentada en el asiento ya sola, ocupé mi cabeza en darle vueltas al asunto:
- Osea, que si su marido cae enfermo, reza y se salva: Dios hace milagros. Y si, por el contrario, si reza y muere: la culpa es de los médicos.
Se detuvo el autobus en el semáforo de la 11 sur.
- Y la señora ésta va y dice que todos necesitamos creer en algo, ¿y por qué ptm tememos que creer en Dios? ¿qué puto miedo nos han metido en el cuerpo para que tengamos que creer en Él? ¿miedo a la muerte? Será miedo a la vida, ¿no? Vamos, que me da más miedo el Vaticano que la propia muerte...
Otro semáforo.
- ¿Tradición, quizás? Y si tu padre es yonki, ¿tú también lo serías por tradición? No me convence, no me convence en absoluto.
Me bajo en la esquina de la 29 sur y camino hacia mi departamento. Abro el portón y justo antes de abrir la puerta del depa., me digo.
- Me encantaría que alguien me diera alguna razón coherente al respecto. Soy agnóstica, muy a mi pesar...
Cambio y Fuerah!!