domingo, 30 de agosto de 2009

Coazómetro...

Basándome en un extraño sueño que tuve hace varios días y qué apenas ahora me viene a molestar en la cabeza, si yo fuera hija bastarda de Dios le instalaría un taxímetro en el corazón de cada ser humano para contabilizar sus latidos y cobrarles en función de su frecuencia.
Y entonces todos trabajaríamos exclusivamente para pagar a fin de mes lo que marcara nuestro propio taxímetro cardiaco. Y el amor y sus taquicardias nos obligaría a trabajar horas extra:

- Lo nuestro es imposible. Si continúas acelerándome el taxímetro tendré que trabajar domingos y festivos - le diría el enamorando a su enamorada.

Y quienes llevaran una vida lineal, aburrida e insensible (de pocas pulsaciones por minuto) apenas tendrían que pagar el sueldo base. Trabajarían poco, casi nada.

Pero con el tiempo, los vagos acabarían por darse cuenta que no se puede vivir sin amor y comenzarían a trabajar más horas y ahorrarían todo lo posible esperando que, algún día, su taxímetro consiguiera marcar su máximo histórico gracias a uno de esos amores como de tiempos del cólera.

- Déjame quererte sin mesura. No te preocupes; tengo $20.000 en el banco.- Jajaja!!!

Y todos, a fin de cuentas, acabarían trabajando en lo que fuera con tal de amar y ser amados.

Y claro, no habría guerras, ni hambre, ni nada malo.

¿Y quién sería el Tesorero?, ¿quién se encargaría de administrar todos estos pagos? - me pregunto.

- La idea ha sido mía, ¿no?: Pues eso... me quedo con las ganancias por patente.

A ahorrar, que ahora con el corazón roto.. mi taxímetro se ha averiado y consume ´demasiado.


Cambio y Fuerah!!